Es importante tener bien definida una estructura retributiva, que tenga apoyo en los estatutos sociales y otros pactos societarios, de tal manera que se imputen correctamente los mismos entre las distintas posibilidades que el sistema societario y fiscal recoge: retribuciones de las tareas propias del administrador, rendimientos de actividades económicas en el caso de sociedades de base profesional, rendimientos del trabajo para retribuciones, reparto de dividendos, retornos cooperativos, entre otros.